Según reportaron los medios locales, se escuchó una explosión en un aeropuerto de la ciudad iraní de Isfahán, pero no se supo de inmediato la causa. En la provincia de Isfahán se encuentran varias instalaciones nucleares iraníes, entre ellas Natanz, pieza central del programa iraní de enriquecimiento de uranio.
La Agencia Internacional de Energía Atómica aseguró que no hubo daños en centrales nucleares. La institución internacional que dirige el argentino Rafael Grossi corroboró que el ataque israelí no produjo ningún inconveniente en centrales nucleares iraníes. Grossi pidió “moderación extrema a todos” y reiteró que “las instalaciones nucleares nunca deben ser un objetivo en conflictos militares”, según el comunicado que divulgó la agencia internacional.
Por la mañana, Irán había reabierto aeropuertos y espacio aéreo que estuvieron cerrados durante los ataques, lo que provocó el desvío y la cancelación de vuelos.
Aún así, se mantiene la alarma sobre la seguridad en Israel y otros lugares. La Embajada de Estados Unidos en Jerusalén restringió que los empleados del gobierno estadounidense viajen fuera de Jerusalén, el gran Tel Aviv y Beersheba “por extrema precaución”. En un comunicado, la embajada advirtió a los ciudadanos estadounidenses de una “necesidad continua de precaución y una mayor conciencia de seguridad personal, ya que los incidentes de seguridad a menudo ocurren sin previo aviso”.