Marcan las zonas más peligrosas en la costa del Río de la Plata en Berisso y Ensenada

La desembocadura del conducto cloacal de avenida 66, las playas Municipal y La Balandra en Berisso, y Boca Cerrrada y el corredor pesquero de Punta Lara, conforman las zonas más peligrosas a la hora de entrar al río, según informaron en las áreas de guardavidas, turismo y defensa civil de ambos distritos. El caso reciente de las tres muertes en Berisso volvió a prender las luces de alerta en la costa regional y acentuaron los operativos y c ampañas de prevención.

La temporada recién comienza y la tragedia ya se hizo presente -ver aparte-.

Cerca de un centenar de guardavidas trabajan esta temporada en las costas del Río de la Plata, entre Ensenada y Berisso.

La falta de extrema precaución de algunos bañistas, pescadores y deportistas aficionados, transforma al río en un peligro inminente.

Marcan en Ensenada que la costa tiene 14 kilómetros. Siete están destinados a la playa, con posibilidades de ingresar al río. Desde la Pérgola en dirección al centro de Ensenada. Los otros siete, desde la 132, hasta el camino Negro, están para la pesca, con el agua pegando en el murallón. Pero en los días de altas temperaturas, algunos pescadores se atreven a meterse y ahí está latente el peligro.

Entre las zonas de riesgo, según se explicó, la más peligrosa tal vez sea la del espigón de pesca de Boca Cerrada (el lugar donde se suele ahogar la mayoría de los que visitan esas playas). De acuerdo a lo explicado, esa zona tiene un muelle que se extiende a lo largo de 180 metros y donde, por efectos de la corriente, hay sectores socavados de hasta 3 metros de profundidad y muy peligrosos. Pese a que allí está prohibido bañarse, la gente siempre elige ese lugar para tirarse al agua.

Otro riesgo que hay en Punta Lara está entre las canaletas y bancos de arena que se forman dentro del río, entre los 180 y 400 metros, aproximadamente.

A lo largo de toda la costa de Ensenada, y alrededor de 400 metros río adentro desde el murallón, hay dos canaletas de cerca de 15 metros de ancho cada una que se fueron formando por las corrientes dominantes que arrastran la arena.

“Es común que, cuando el río está bajo, muchos las sobrepasen sin darse cuenta; y después, cuando crece, ya no hacen pie. Por eso resulta esencial que la gente respete los banderines rojos con los que se señaliza el límite máximo aconsejado para internarse, así como también los pozos aislados”, apuntan guardavidas de Ensenada.

TEMERARIA CONFIANZA

“Hay una particularidad, la gente va entrando al río, confiada por los bancos de arena que se forman. Entre banco y banco hay canaletas. En algunos casos llega a la rodilla, o más abajo aún, pero en la próxima puede haber una olla y el agua llega al pecho, y ahí tiene que actuar el guardavidas con el gomón para llevar a la gente hasta la costa. Muchos no saben nadar bien y en ese caso la situación se complica”, afirma el director de Turismo de Ensenada, Lucas Tober.

Otro riesgo que se plantea en ambos distritos es con quienes hacen deportes náuticos. El kitesurf es todo un desafío para quienes lo practican, como para quienes controlan la costa. En lo que va de la temporada ya tuvieron que hacer varios rescates de los deportistas aficionados.

En Ensenada trabajan 53 guardavidas, que tienen el auxilio de la escuela de guardavidas que funciona en esa ciudad desde hace tres años. Los alumnos que hacen las prácticas se suman al cuerpo de guardavidas regular y son un complemento para quienes tienen que cuidar las costas de Punta Lara, fundamentalmente los domingos, cuando reciben la mayor cantidad de turistas. A esto hay que sumarle los guardavidas que tiene cada camping o club que está en la costa ensenadense.

En Berisso se habilitaron los balnearios “La Balandra”, “Palo Blanco” y la Isla Paulino. Cuentan con servicio de seguridad policial, personal de Defensa Civil, Control Urbano, Seguridad Vial, servicio de emergencias médicas y del cuerpo de guardavidas.

Según plantean desde Defensa Civil y el cuerpo de guardavidas, la zona más complicadas es la de la desembocadura del caño cloacal de avenida 66, que es donde más víctimas fatales se registraron. En menor medida, en La Balandra y en la Playa Municipal, que está a unos 11 kilómetros de la referencia de avenida 66.

Ante esa situación se iniciaron campañas de prevención, se reforzó la cartelería, pero como “los asistentes se renuevan cada fin de semana, hay que amplificar la cuestión de seguridad para evitar que ocurran accidentes”.

En la playa Municipal, por ejemplo, hay 5 espigones que se construyeron hace mucho tiempo, el río los fue erosionando y se formaron pozos peligrosos.

El patrullaje es permanente, pero igualmente esa medida no evita los rescates porque siempre hay alguien que quiere desafiar al río y se puede complicar hasta poner en peligro su integridad física, remarcó César Pagano, titular del cuerpo de guardavidas de Berisso, que tiene 45 integrantes repartidos en cuatro puestos estratégicos.

Como señalaron en Punta Lara, en Berisso también tuvieron que salvar la vida de más de un kayakista que estuvo en apuros. En este caso hacen hincapíe en el material de las nuevas embarcaciones, que no son fáciles de manejar en situaciones de crisis. “El río, a diferencia del canal, tiene un comportamiento irregular y puede sorprender a más de un aficionado a los deportes acuáticos”.

Ante el contexto planteado, para los que desconocen el lugar y no le dan mayor importancia a las indicaciones de los guardavidas, lo mejor es cambiar la actitud y responder a todas la cartelería y mensajes de alerta para evitar inconvenientes.

Las playas, desde Boca Cerrada al muelle del club Universitario, y en Berisso, esconden restos de construcciones y accidentes naturales que se vuelven verdaderas trampas mortales a la hora de internarse en el agua sin cautela.

Canaletas, pozos, una olla de más de cuatro metros de profundidad, y grandes pedazos de hormigón que se fueron desprendiendo de los murallones son apenas algunas de las causas más comunes de accidentes.

HÁBITO PELIGROSO

“Los fines de semana suele venir mucha gente del Conurbano que desconoce esta zona del río. Llegan cerca del mediodía en colectivos, comen y beben mucho y después se arrojan al agua”, comentan los guardavidas, y agregan que “la recomendación de no bañarse luego de haber comido puede sonar a consejo excesivo, pero advierte sobre una de las causas más comunes de accidentes en el agua. Los calambres suelen ser más frecuentes de lo que se cree”.

En esta línea, los encargados de preservar la seguridad en el río comentan que “otro de los errores comunes es la utilización de colchonetas flotantes, cámaras de tractor y demás elementos con los que la gente juega. Sucede que cuando sopla el viento del sur, o cuando las corrientes son intensas, estos elementos son arrastrados hacia el interior del río, llevándose con ellos a quienes se encuentren encima”.

Decenas de miles de visitantes reciben las costas de Ensenada y Berisso, por eso se mantienen las guardias con gomones dentro del río en las zonas permitidas y, fundamentalmente, en las zonas prohibidas para meterse al agua.

Por eso, coinciden en ambos municipios, extremar los cuidados por parte de la gente y las campañas de seguridad por parte de guardavidas y autoridades no están de más.

 

Fuente ElDia.com

Both comments and pings are currently closed.

Comments are closed.

Powered by WordPress and MasterTemplate